EL BESO DE LA MUJER ARAÑA
POR:
Kwang Medina
¿Me pregunto cuál sería la reacción que tendría Manuel Puig si hubiese visto la función de teatro en el Cine Morelos de El Beso de la Mujer araña?, una de las novelas más reconocidas del autor argentino quien paso algunos años de exilio en esta ciudad de Cuernavaca. No lo sabremos, tal vez se sorprendería de algunos cambios ocurridos en los últimos tiempos. Y quizá se decepcionaría de otros que aun persisten. Por ejemplo, hoy se habla de la homosexualidad como no pensábamos que se haría hace más treinta años. Por otro lado en varias partes de Latinoamérica, en especial Argentina, las dictaduras se han convertido en parte de su oscura historia. Ahora podemos leer algunas mejoras, pero el peso de la injusticia social, política y sobre todo económica en miles de pueblos aun persiste y pareciera que esta fuese parte de nuestra cotidianidad.
Sin embargo, la función tiene que continuar, como dicen los artistas. Y por ello el grupo morelense Mistería Teatro llegó a las 100 representaciones de la obra El Beso de la Mujer araña con la participación en el escenario de jóvenes actores, cantantes y bailarines y con el respaldo de una producción musical digna de ser aplaudida. El ambiente de la pieza teatral se desarrolla bajo una atmosfera de iluminación gris oscura de una cárcel; en donde Hugo Juárez y Gerardo Monzalvo dan vida a los personajes principales de Molina y Valentín. El primero es prisionero por corrupción de menores y Valentín es sospechoso de ser un enlace terrorista de los movimientos sociales en la dictadura argentina de los 70.
Hugo Juárez, quién además dirige, recrea a Molina un homosexual, amante incansable de las estrellas de cine y del glamur que de ellas se desprende; como el de la mujer araña y Aurora (interpretación sencillamente destacable de las actrices Raquel López y Leslie Peña), quienes se convierten en una especie de alter ego del propio Molina. Es gracias a sus historias que logra acercarse a Valentín quien, en cambio, es un seguidor de las obras completas de Marx y un luchador social por la justicia de su pueblo. Personalidades opuestas bailan, cantan, discuten y platican por sus distintos ideales. Entre tanto, hay un vínculo que los une: están dispuestos a morir por sus soñadas causas, Molina por el amor y Valentín por la revolución. El juego parece interminable y así después de poco más de hora y media vemos desfilar a los personajes que completan este rompecabezas de la obra musical como el alcalde, la madre de Molina, Marta novia de Valentín, el mesero y los presos.
En suma, habría que rescatar el trabajo realizado por cada uno de los integrantes y el de la compañía Mistería Teatro, quienes además develaron una placa por la celebración de sus 11 años de creación en escena. En el evento se reconoció la labor de las autoridades e instituciones tanto públicas como privadas para la producción de un musical que está basado en una novela que sin duda alguna, marcó a toda una generación y hoy en día forma parte trascendental de la historia del teatro latinoamericano.
Sin embargo, la función tiene que continuar, como dicen los artistas. Y por ello el grupo morelense Mistería Teatro llegó a las 100 representaciones de la obra El Beso de la Mujer araña con la participación en el escenario de jóvenes actores, cantantes y bailarines y con el respaldo de una producción musical digna de ser aplaudida. El ambiente de la pieza teatral se desarrolla bajo una atmosfera de iluminación gris oscura de una cárcel; en donde Hugo Juárez y Gerardo Monzalvo dan vida a los personajes principales de Molina y Valentín. El primero es prisionero por corrupción de menores y Valentín es sospechoso de ser un enlace terrorista de los movimientos sociales en la dictadura argentina de los 70.
Hugo Juárez, quién además dirige, recrea a Molina un homosexual, amante incansable de las estrellas de cine y del glamur que de ellas se desprende; como el de la mujer araña y Aurora (interpretación sencillamente destacable de las actrices Raquel López y Leslie Peña), quienes se convierten en una especie de alter ego del propio Molina. Es gracias a sus historias que logra acercarse a Valentín quien, en cambio, es un seguidor de las obras completas de Marx y un luchador social por la justicia de su pueblo. Personalidades opuestas bailan, cantan, discuten y platican por sus distintos ideales. Entre tanto, hay un vínculo que los une: están dispuestos a morir por sus soñadas causas, Molina por el amor y Valentín por la revolución. El juego parece interminable y así después de poco más de hora y media vemos desfilar a los personajes que completan este rompecabezas de la obra musical como el alcalde, la madre de Molina, Marta novia de Valentín, el mesero y los presos.
En suma, habría que rescatar el trabajo realizado por cada uno de los integrantes y el de la compañía Mistería Teatro, quienes además develaron una placa por la celebración de sus 11 años de creación en escena. En el evento se reconoció la labor de las autoridades e instituciones tanto públicas como privadas para la producción de un musical que está basado en una novela que sin duda alguna, marcó a toda una generación y hoy en día forma parte trascendental de la historia del teatro latinoamericano.
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