Por Davo Valdés de la Campa

Låt Den Rätte Komma in, es como ya lo dijo Guillermo del Toro “un poema”, la belleza de este film radica en la inocencia de la historia introducida en el horror más puro de la naturaleza humana. En el sentido actual de horror tal vez se puede decepcionar al no encontrar criaturas horrendas o despliegue de efectos especiales y litros de sangre, sin embargo el guión meticulosamente va contando una terrible historia, también sin duda uno de los mejores retratos de todos los tiempos sobre vampiros y una historia de amor inolvidable.
Dirigida por Tomas Alfredson, este film de origen sueco ha arrasado con la critica especializada y poco a poco a voces se ha extendido a otros ámbitos debido a su belleza y complejidad. Adjetivos que son pocos para describir la belleza del film, el arte con la cual fue manufacturada la hizo merecedora de 42 premios (entre ellos mejor película europea en el festival de Sitges y premio de la critica y de la audiencia en Toronto Afterdark Film Festival) y un lugar seguro en el salón de la fama del cine de terror.
La historia cuenta la historia de un niño tímido, inseguro, que fantasea con asesinar a aquellos que lo molestan en la escuela. Un día conoce a su recién llegada vecina, una niña que esconde el secreto de ser una vampiro atrapada en el cuerpo de un infante de 12 años. El guión esta lleno de sugestiones, el director prefiere utilizar el poder de las imágenes sin sobrecargar las escenas de diálogos innecesarios, sumando a esto la excelente actuación de los dos niños, la historia avanza con una narrativa (clásica del cine sueco) que nos va adentrando en la historia de amor entre estos extraños niños que sufren las desgracias del horror cotidiano y lo fantástico. Alejándose un poco de la cultura actual de vampiros ultra-modernos, organizados en sindicatos y retomando ligeramente el expresionismo de Nosferatu, Let the Right One In (titulo internacional) nos muestra vampiros tradicionales con elementos que se habían olvidado como lo es la entrada a alguna casa o habitación. Ellos no pueden entrar al menos que sean invitados.