Merecido homenaje a Don Manuel Esperón. La música hecha cine.

by - julio 26, 2009

Por: José PUMA






Si hubiera que hacerle un soundtrack a aquella legendaria época de nuestro cine nacional, llamada Época de oro, definitivamente el señor Manuel Esperón sería el primero en llegar a nuestra mente, y es que musicalizo más de 600 películas de la época, entre las que se encuentran; Nosotros los pobres, La mujer del puerto, Escuela de música, ¡Ay Jalisco no te rajes!, El inocente, ojos de juventud, El peñón de las animas, Las abandonadas, Dos tipos de cuidado, entre muchas, pero muchas más, evidentemente, todas grandes éxitos de la época mencionada y de la historia de nuestro cine, y por tanto, clásicos en nuestra memoria colectiva cuando se habla de música mexicana.

Precisamente por esta importantísima labor a nuestra cultura, el gobierno morelense celebro un merecido homenaje a más de 60 años de carrera al señor Manuel Esperón. El escenario de este magno evento no pudo ser otro que el Teatro Ocampo (Cuernavaca), lugar que seria abarrotado, al grado de quedar fuera varios interesados en manifestar al maestro su gratitud por éxitos tan representativos de nuestro México. A este homenaje asistió su familia, sus amigos y admiradores del trabajo de este genio de la música.
El tributo comenzó con las palabras del maestro Jacobo Morett, quien nos platico parte de la vida de don Manuel. Nos invito a conocer cuales fueron sus inicios en este mundo, en ese principio del siglo XX y el caos político y social que vivía nuestro México. Apenas cumplió edad suficiente, se dedico a musicalizar películas de cine mudo, cuenta el maestro Morett, que don Manuel tocaba Charleston, y que entre función y función, no faltaba quien se animara a bailar una pieza al ritmo del maestro Esperón. Después nos platicó sobre su oportunidad de oro cuando le propusieron hacer la música de La mujer del puerto, filme protagonizado por Andrea Palma. Posteriormente, y debido al éxito conseguido, le proponen musicalizar ¡Ay Jalisco no te rajes!, película en la que Jorge Negrete se luciría como el Charro cantor que era, no obstante, al ver la letra de las canción ¡Ay Jalisco no te rajes!, Negrete se negó rotundamente a cantarla, sin embargo, el director dio su lugar al compositor, razón por la que el Charro cantor tuvo que ceder.
A continuación de las palabras del maestro Morett, llegaría al estrado el profesor Fernando diez de Urdanivia, quien seguiría platicándonos vivencias interesantes obtenidas en una charla con don Manuel Esperón, y que definirían de mejor forma el rumbo que optaría por tomar en su carrera musical. El profesor Diez nos hablo sobre los 8 años de don Manuel, cuando este se intereso en el piano, aprendiendo a tocar guiado por los sonidos del mismo. Mas tarde tendría como maestros al profesor Alfredo Carrasco y Flavio Carlos, ambos, grandes concertistas. Su padre no estuvo muy a gusto con la idea de tener por hijo, un músico, pero el talento de su vástago era innegable, y si este lo llevaría a la cumbre, todo era cuestión de esperar un poco.
Diana Negrete, nieta del Charro Cantor subiría al escenario para continuar con la conducción del evento, presentando un collage de imágenes de las películas más representativas musicalizadas por el señor Esperón. Posterior a este tren de imágenes, vendría el momento esperado; la parte musical. Al piano, el maestro Tito Enríquez, y en la voz, Maribel Salazar, una talentosa soprano quien interpretaría La mujer del puerto. En seguida llegaría Rafael Jorge Negrete, nieto de don Jorge Negrete, quien interpretaría una serie de canciones, todas popularizadas en la voz de su abuelo, a quien además le guarda un especial parecido tanto físico como vocal. Irma Infante, hija del legendario actor del cine nacional Pedro Infante, seria la siguiente en pisar el escenario del Teatro Ocampo. Una vez arriba manifestó su gratitud y amor al compositor de tantos éxitos. Irma, con un carisma seguramente heredado, conquisto al público cantando una serie de canciones que haría conocida la carrera musical de su padre, por supuesto, aportación de don Manuel Esperón. El barítono Mauro Calderón haría su arribo al escenario para cantar los temas del compositor homenajeado, cada número musical era engalanado por el ballet de los alumnos de Graciela Esperón, hija del agasajado de la noche.
Diez mariachis en escena seria el número siguiente, el Ocampo vibro al escuchar las primeras notas de Guadalajara, y el ballet folclórico hacia lo propio. Nuevamente Rafael Jorge Negrete salía al escenario a ejecutar canciones con el mariachi, para después alternar con Mauro Calderón en temas distintos.
El gobierno morelense honro la trayectoria del maestro, compositor, testigo y promotor de nuestro cine mexicano en su mejor época, otorgando una medalla de plata conmemorativa, así como un reconocimiento de creador al merito.
Así fue como dio fin una noche inolvidable, una celebración única a un artista de igual condición; Manuel Esperón.

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