100 PELÍCULAS MEXICANAS DE TERROR (Decima entrega)

by - noviembre 21, 2011

Por:
      Carlos Eduardo Díaz

91.- El esqueleto de la señora Morales (1959), de Rogelio A. González. Un taxidermista se venga de su dominante esposa y la asesina, la destaza y conserva su esqueleto.

92.- Los confines (1987), de Mitl Valdés. Espléndida, desconcertante, llena de imágenes oníricas, espectrales y grises, echa mano de los lamentos y los ecos para transportar a la pantalla los cuentos de Juan Rulfo Diles que no me maten y Talpa, así como un fragmento de Pedro Páramo.

93.- Ladrón de cadáveres (1956), de Fernando Méndez. Sin lugar a dudas, la mejor película del género. Mezcla a la perfección la trama sobrenatural con la lucha libre mexicana, logrando escenas impactantes, como un rostro desfigurado.

94.- La zona (2007), de Rodrigo Plá. Familias de la alta sociedad, cansadas de la delincuencia, se mudan a vivir a una ciudad de lujo, amurallada. Tres ladrones logran entrar, lo que desata una cacería donde los límites entre el bien y el mal simplemente no existen.

95.- La herencia de La Llorona (1946 o 1947), de Mauricio Magdaleno. Un joven regresa a su casa, una antigua hacienda cuidada por su madre y su abuela. Al querer apoderarse de la propiedad, comienzan a escucharse unos profundos y doloridos sollozos.

96.- Los vampiros de Coyoacán (1973), de Arturo Martínez. Cinta de luchadores cuyo principal atractivo es el de disfrutar por última vez a Germán Robles en el papel de un legendario vampiro.

97.- Mary, Mary, Bloody Mary (1974), de Juan López Moctezuma. Una visión diferente, surrealista y asfixiante del vampirismo en esta coproducción México-Estados Unidos.

98.- El río de las ánimas (1964), de Juan José Ortega. Una extraña mezcla de cine de horror con tintes fantásticos, que en realidad es un western que presume a Germán Robles como actor.

99.- El pantano de las ánimas (1956), de Rafael Baledón. Western donde dos vaqueros se enfrentan a un monstruo en un apartado lugar.

100.- Los cachorros (1973), de Jorge Fons. Basada en la novela de Mario Vargas Llosa, un niño es castrado por un perro y crece en medio de traumas y severos conflictos. Una magnífica obra psicológica.

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