Frankenstein o el moderno Prometeo. De Mary Shelley
Cuenta la leyenda, que en el año de 1816, en una larga noche veraniega en la villa Diodati, en Suiza, propiedad del escritor ingles Lord Byron; Mary Wollstone Shelley (30 agosto de 1797 - 1° febrero de 1851) y su esposo Percy Bysshe Shelley acompañaban al escritor y a su doctor de cabecera, el médico John Polidori. Dadas las inclemencias climáticas, la mejor opción era mantenerse en casa, gozando de las delicias de un buen vino y contando historias de terror en torno a la chimenea. Byron leyó a sus invitados una colección alemana de cuentos fantasmales. Los comensales gustaban de escuchar historias en que el contexto paranormal fuera el protagonista. La noche se llenaba de truenos, rayos y el golpeteo de lluvia en las ventanas. A mitad de la tertulia, el anfitrión propuso a cada uno hacer una historia de horror, la más espeluznante debía ser capaz de asustar al más valiente.
El tiempo de entrega llegó, cada uno mostró su historia, la competencia era tan cerrada como la noche en que se gestó el pacto. Mientras los caballeros discutían sobre las obras expuestas, Mary Shelly, con un intrínseco sentimiento de gloria, sugirió escuchar su texto. Una interesante historia surgida de un sueño, y basado en largas conversaciones entre Polidori y Percy Shelley, quienes se interesaban en las investigaciones de Erasmus Darwin, a partir del uso de electricidad para reanimar cuerpos sin vida.
Originalmente Shelley consideró su obra como una novela corta, pero gracias a la asesoría de su marido, logró crear la primera historia moderna de ciencia ficción en materia de terror gótico.
La obra maestra de Shelley llevaría por nombre Frankenstein o el moderno Prometeo. Comenzó a escribirla en 1816, pero fue hasta 1931 cuando la obra terminada pudo verse publicada. A lo largo de estos años, la escritora fue incluyendo aspectos relevantes en la obra. Confeccionó de mejor manera la personalidad del científico Victor Bon Frankestein, basándose en los trabajos del científico Andrew Crosse, quien experimentaba con cadáveres y electricidad. Mary y su esposo acudieron a las interesantes conferencias del teórico, ahí pudo conocer de mejor forma los aspectos referidos a la ciencia, más tarde incluidos en la obra.
Sobra decir el extenso legado que deja esta obra; su herencia llega a comics, obras de teatro, radionovelas, programas de televisión, películas, espectáculos de danza, performance, dibujos animados, canciones y libros. Esto aunado al marketing que expone la figura del ente creado por Shelley en tazas, vasos, cuadernos, lápices, playeras, gorras y un sin fin de artículos que promueven la fascinante historia del doctor Frankestein.
Sin duda, un personaje perfecto para disfrazarse en fiestas, un personaje idóneo para provocar terror, y una obra maestra que genera un rumbo al que se sumarian nuevos autores.
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